Tomar prestadas herramientas del teatro para el desarrollo en Recursos Humanos. Eso es a lo que se dedica Experience, la consultora de María Ahuad, actriz que desde hace diez años se entrena con Agustín Alezzo y que también hizo un seminario de actuación en The Lee Strasberg Film and Art Institute.

Paula Ancery
CLARIN

“Damos capacitaciones a empresas usando recursos no sólo del teatro, sino también vivenciales”, define Ahuad su métier. “El diferencial es que no vamos con una capacitación estandarizada ni de ésas que son nada más que para escuchar, sino que la armamos en función de las necesidades de la empresa que nos contrata, ya sea que la inquietud parta de ellas o que la detectemos nosotros”, añade.

“¿Me van a hacer actuar en el trabajo?”, podrá pensar el trabajador con miedo al ridículo. Pero Ahuad tiene una larga experiencia previa trabajando en el área de comunicación corporativa; y además, de fábrica, venía muy tímida. “Vengo de ese mundo y al que es tímido sé cómo contenerlo”, aclara. Agrega que generalmente, a través del juego, los tímidos van soltándose porque entre ellos suele haber muchos casos de “quiero (participar en la dinámica diaria del trabajo, decir o proponer algo) pero no me animo”.

Una demanda habitual de las empresas es entrenar a alguien para que pierda el miedo a hablar en público. En ese caso, la experiencia es bastante parecida a la que se ve en la película El discurso del rey ((Tom Hooper, 2010), para lo cual incluso se llevan cámaras. Otra demanda frecuente es la capacitación en materia de liderazgo de equipos, sea dentro de la misma área o entre áreas diferentes; manejo de situaciones difíciles o comunicación.

Ahuad da un ejemplo de una jornada típica de trabajo en comunicación: se comienza con ejercicios de desinhibición, para bajar la resistencia, generar confianza y poner a todos los participantes en el mismo nivel. Se hacen juegos en ronda para liberar la voz y el cuerpo; “ahí empiezan a aflojarse y reírse”. Luego caminan el espacio y se les da la consigna de saludarse de determinada manera o de que uno camine en silencio y otros tengan que imitarlo. Puede haber un ejercicio en que dos participantes improvisen la situación de ser amigos que se reencuentran después de mucho tiempo de no verse, y dialoguen. Después de cada ejercicio, cada uno dice cómo se siente, “para que pongan en palabras qué les está pasando, y vean que es para todos más o menos lo mismo”, sigue Ahuad.

“Hacemos ejercicios físicos con técnicas para que vean qué sabe cada participante sobre cada uno de los miembros; y verificar qué es lo que falla en la práctica. El sustrato es que lo que pasa durante el ejercicio es lo mismo que pasa afuera, en la dinámica de trabajo”, explica la emprendedora. Un ejercicio puede ser hacer una escultura entre todos. “Sirve para trabajar el feedback; para que vean cómo se distorsiona una información cuando el mensaje (la consigna sobre qué hay que esculpir) no es claro, incluso desde lo no-verbal”, señala Ahuad. Finalmene se hace la puesta en común y se trabajan las conclusiones.

El rango de precios para las empresas contratantes va desde $45 mil por una capacitación intensiva de dos días, de 9 a a 18 horas, con un máximo de 20 participantes; hasta $ 10 mil para hacerle coaching a una sola persona por tres o cuatro horas. La suma siempre cubre desde las reuniones iniciales para conocer a la gente, armar el diagnóstico y en función de éste, un programa, hasta su ejecución, la encuesta de satisfacción y un informe de devolución.